viernes, 8 de marzo de 2013

Siempre recordaré esas pequeñas cosas.




Esas pequeñas cosas a las que hoy en día, por desgracia, ya nadie quiere prestar atención. Una llamada, una tarde en una cafetería, un buen rato cantando con unos amigos, una foto, un vistazo por la ventana, la añoranza en Septiembre de un verano inolvidable, un abrazo por la espalda, un recuerdo, una historia.... Infinitas pequeñas cosas, innumerables, que no se pueden vender porque no valen dinero, y ni con todo el oro del mundo podríamos comprar.

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