jueves, 15 de marzo de 2012

Tacones de aguja tirados al lado del montón de ropa que descansa al lado de la cama. La almohada llena de rimmel, las sábanas vacías de amor. Unos pasos se acercan por el pasillo. Ruidos secos se oyen al otro lado de la puerta. Una chica descalza entra en la habitación. Sus medias rotas, al igual que su corazón. Sus brazos formando una barrera que nadie volverá a atravesar. Ha aprendido por las malas eso de poner la otra mejilla. La luz de la luna se cuela por los resquicios de la ventana, iluminando el rostro destrozado de la chica.  Susurros provenientes de sus recuerdos le pusieron la piel de gallina. Tantas mentiras que parecieron verdades, y tantos te quiero que resultaron fatales. Ahora es solo un pedazo de alma sin sentimientos, aunque intentaría levantarse, seguir, olvidar, pero ahora la noche ha caído, al igual que ella.

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